Por otro lado no podemos olvidarnos de la presencia de la izquierda revolucionaria, la cual no dio tregua al nuevo gobierno. La CNT (Confederación Nacional del Trabajo) siguió con más de un millón de afiliados una línea extremista dirigida por la Federación Anarquista Ibérica (FAI)
También tenía presencia el Partido Comunista de España (PCE) aunque con menos importancia seguía una línea radical marcada por el Komitern y Stanlin.
La crisis económica, la línea radical de la CNT y la oposición de la Patronal a las nuevas reformas llevaron a un cumulo de tensiones y desacuerdos sociales.
A continuación los pertenecientes a la Iglesia Católica, las clases altas y medias, un grupo de militares y los propietarios agrarios se ven amenazados y organizan un golpe de Estado en 1932 dirigido por el general Sangurjo, aunque fue frenado por el gobierno y no se llevo a cabo.
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